Llegó mi cumpleaños y fuiste el primero en felicitarme (a la vez que Odiseo para ser sincera).
Llegó el día de después y lo celebramos de una manera inolvidable.
Inolvidable en mi memoria e inolvidable porque mi antebrazo marcado me lo recuerda cada día.
Y pensé en tu cumpleaños. Y planeé un bonito regalo. Y luego perdí la cabeza y no nos comprendimos. Y todo explotó.
Iba a ser tu regalo. Iba a hacerlo con mis propias manos. Iba a ser nuestro verano de nuevas experiencias. Iba a ser divertido. Iba a ser precioso. Pero supongo que ya no importa.